sábado, 30 de octubre de 2010

soy
VIERNES, 29 DE OCTUBRE DE 2010
ENTREVISTA

Déjame que te cuente

Claudia Vázquez Haro nació en Perú, en una familia conservadora, y estuvo pupila en un colegio católico sólo para hombres hasta que la expulsaron. “Migrante y con sexualidad diversa”, como ella se describe para hablar de sus vulnerabilidades, está a punto de terminar la carrera de periodismo en la Universidad de La Plata y sueña con publicar un libro que reúna los textos que se producen en su taller de escritura, donde se trabaja la problemática trans en primera persona..






 Por Juan Tauil

¿Cómo fue tu niñez?

—Nací en Perú, en el norte, en Trujillo, una ciudad con casi la misma cantidad de habitantes que La Plata, en el seno de una familia trabajadora, de pobres con suerte, todos con estudios universitarios. Hice la primaria en un colegio de monjas dominicas, mixto, donde mañana, tarde y noche tenía instaurado el discurso religioso, con ese ascetismo, las buenas costumbres, orden para el estudio. Luego pasé a un colegio sólo para varones, el San Juan, uno de los más prestigiosos del país. Ahí empezaron los problemas con mis compañeros.

¿Vos querías ir a ese colegio?

—Sí, porque era un colegio que te daba prestigio, donde los hombres salían listos para responder a los cánones dominantes: inteligentes, de clase media, burgueses, con instrucción pre-militar y educación religiosa. Yo siempre cuestioné esos discursos; no los reproduje y ahora los uso para fundamentar lo que no soy.

¿Y cómo te las arreglabas para sobrevivir si eras tan revolucionaria?

—Yo era muy delicada, con mucha facilidad para el estudio. En Perú, quien tiene el promedio más alto se convierte en brigadier, como en los cargos militares, algo así como el encargado del orden dentro del aula que anotaba los nombres de los que se portaban mal y eran amonestados, castigados con cosas como flexiones de brazos. Empecé a estudiar para tener más poder desde el conocimiento, para evitar ser castigada y llegué a controlar esas listas de nombres. Pero mi sexualidad pulsaba por salir, ya tomaba hormonas, en las horas de educación física no quería sacarme el equipo de gimnasia por temor a que vieran mis piernas sin vello, mis pechos que empezaban a inflarse, me tenía que fajar, esconderme, mimetizarme para que no me descubrieran.

¿Te enamoraste en esa época?

—Sí, mi primer novio lo tuve en el colegio San Juan. El era muy lindo, tenía un look muy intelectual, era bueno en matemáticas, se llamaba Percy y estudiábamos juntos. Todo fue muy natural, un día fuimos al cine juntos y él puso su mano sobre la mía, yo tenía 15 años. Yo iba a su casa, su madre trabajaba, nos quedábamos solos, la primera vez que me dio un beso pensé que me había quedado embarazada. Fui corriendo a contarle a mi hermana, me acuerdo de que lloraba mucho. “¡Los hombres no quedan embarazados!”, me dijo. Imaginate mi inocencia, sumada a todos los mitos religiosos, tradicionales católicos conservadores.

¿Y el mito del sexo dentro de los colegios de varones solos?

—Yo no era ni moralista ni tradicionalista, era tímida. En el colegio nunca tuve relaciones, sí sé que mis amigos tenían sexo en el baño, imaginate, iban al jardín, al taller mecánico... Había sexo grupal, recuerdo que una vez me dijeron que en el playón estaban varios chicos con uno de otra aula. Los profesores no se quedaban atrás: yo tenía un profesor de Literatura con un doble discurso, siempre me decía que me parecía a Fedra López cuando ni siquiera estaba totalmente feminizada. El ya me veía mujer. Me acosaba, pero nunca accedí.

¿Cómo fue el acoso institucional?

—“Comportate como hombre, hablá como hombre”, eran moneda corriente por parte de los profesores y algunos compañeros, hasta que en tercer año un chico me vio desnuda en el vestuario y empezó a gritar: “¡Vázquez tiene senos!”. Se armó un escándalo, me llevaron al OBE (Orientación y Bienestar del Educando) y llamaron a mi madre, le dijeron que habían elegido el colegio equivocado, que me llevaran a otro porque éste era estrictamente para hombres. Le “aconsejaron” que me sacaran sin decir nada, que si ellos me expulsaban iban a causar un daño mayor porque no iban a recibirme en ningún otro colegio. Nunca me voy a olvidar el nombre de esos profesores que me expulsaron: Núñez y Ríos Viteli. Mi madre era muy joven, no entendía nada de lo que pasaba. De ahí me llevaron a una zona de sierras, a un colegio alejado con 10 alumnos, y para llegar a él tenía que caminar una hora de ida y otra de vuelta, subir a un cerro, cruzar un río por un tronco de árbol.

¿Lo sentiste como un castigo?

—Claro, es más: yo tenía un tío cerca de la escuela, podía quedarme a comer ahí, pero mi padre no me dejó, sentí que mi familia se avergonzaba de mí. Me mentalicé en que tenía que terminar los estudios, como hicieron mis hermanos, todos profesionales, menos uno que es comerciante. En ese momento dejé de hormonizarme, me anulé hasta lograr mi objetivo. Cuando volví a Trujillo, me decidí a entrar en la universidad, empecé dos carreras y no me gustaron, mi padre quería que yo siguiera con sus negocios, deseaba que yo fuera su sucesora. Dejé todo lo que ellos querían que yo estudiara y me dediqué a la peluquería.

¿Qué pasó cuando te fuiste?

—Era muy controlada por mi familia, mi padre era muy autoritario, un orden militar, todo cronometrado. Cuando me fui, me quedé en casa de Omar, mi amigo peluquero, aprendí todo el oficio y me mudé a Cajamarca, una zona donde no había muchos centros de belleza. Justo en ese momento la situación económica de mis padres empezó a decaer y a mí me iba muy bien en el negocio; me llevé a mi mamá conmigo, para que me ayudara. Llegué a tener doce personas trabajando para mí. Después se vino un hermano conmigo, era una especie de “plan recuperación familiar”, todos menos mi padre, que quedó descolocado, hasta que aceptó la realidad y se vino con nosotros. Al mismo tiempo participaba en desfiles, concursos de belleza. En la mayor parte del Perú, salvo Lima, la travesti o la trans no se prostituyen porque su cuerpo carece de valor al momento del intercambio. La operación del catolicismo y del machismo es tan fuerte, que si una trans quiere tener sexo con un hombre, tiene que pagar. El prejuicio desvaloriza esos cuerpos a tal punto que son sólo ornamentos que se deben dedicar a la peluquería, corte y confección, siempre servicios, ni hablar de considerarnos como productoras de conocimiento.

¿Cuándo te viniste a La Plata?

—Me vine a los 26 años, porque una hermana mía ya vivía aquí. Esa decisión la tomé porque no estaba dispuesta a estudiar tanto para prostituirme, para sufrir la violencia policial. Sabía que en la Argentina todo era diferente. Hice cursos de perfeccionamiento en peluquería, hice oratoria, protocolo y ceremonial, relaciones públicas, hasta que conocí a un empresario que producía televisión, armamos dos programas televisivos, yo me encargaba de vender publicidad. Ahí me di cuenta de que me gustaban los medios y decidí inscribirme en la facultad. No lo hice antes por miedo a que me llamaran por el nombre en el que figuro en el documento. Igual eso pasó; cuando me fui a inscribir, la secretaria me dijo: “El trámite es personal, el chico tiene que venir a inscribirse”. “Soy yo el chico”, le dije. La secretaria se disculpó y me anotó.

¿Cómo te recibió la facultad?

—El primer día de clases, mi hermana y mi madre —que se había venido del Perú especialmente— me esperaron en la puerta de la facu. Les dije: “Si vuelvo en 20 minutos, soy una perdedora”. Se cansaron de esperarme, me quedé, lo logré. Tengo que confesar que cada vez que pasaban lista era el terror, una sensación terrible. Después entendí que la gente no tiene la culpa, son las falencias institucionales las que no nos tienen en cuenta. Entré en la carrera de Periodismo y Comunicación Social. La facultad es mi casa, estoy en el lugar indicado, con las personas indicadas. Me manejo por los pasillos, voy, vengo, me siento muy cómoda. Obviamente los chicos que entran a primer año supongo que se shockean al verme, pero después se acostumbran, imaginate, muchos vienen del interior. La gente que conocí en este tiempo ha ido creciendo junto conmigo; por ejemplo, yo trabajé con la actual decana antes de que asumiera el cargo, tuve mucha contención, la necesaria para personas como yo, migrante, con sexualidad diversa, todas en contra. Me acuerdo de que en segundo año tenía problemas con el pasaporte, temía no poder inscribirme y la secretaria académica dijo: “Los problemas del pasaporte se solucionan en Migraciones, aquí se viene a estudiar, el estudio es para todos, inscribite”.

¿Afuera es muy distinto?

—La gente todavía se codea cuando paso cerca. No me causa molestia sino que me da pena que algunos no entiendan. Todavía hay lugares donde no me dejan entrar en La Plata.

¿Por ejemplo?

—Algunos boliches. Cuando mis compañeros me invitan a bailar, no voy; ya me dijeron que no entraba a algunos lugares. Una vez fue patético, porque había ido con la dueña de una peluquería donde yo trabajaba hacía poco. El patovica no me dejó entrar y le dijo a la mujer que yo era una quilombera. Le pregunté por qué dijo eso si no me conocía, dije que ella era mi jefa y podía perder mi trabajo. El portero terminó reconociendo que era porque yo era trans. No veo las horas de que con la nueva ley de medios yo pueda tener un espacio y escrachar a esta gente.

Contame sobre tu taller de escritura...

—El taller “En el papel tod@s somos tinta” surgió luego de muchos trabajos sobre el tema trans que yo venía haciendo desde tercer año. Yo conozco a todas las trans de la zona, no me quedo en lo académico, tengo mucho trabajo en el territorio. El libro La gesta del nombre propio, de Lohana Berkins, me ayudó a entender las problemáticas que nos atraviesan, el estado de vulnerabilidad, la falta de derechos. Entonces decidí darles herramientas a las compañeras para democratizar la palabra, me pareció importante adecuarnos a la nueva ley de servicios audiovisuales, poder escuchar relatos en primera persona. En el primer taller que fue de abril a junio éramos 16 personas, entre ell@s seis trans. El año que viene volveremos a hacerlo, queremos publicar un libro con los trabajos.

¿Vos pensás que abriste alguna puerta?

—Sí. Por ejemplo, Shirley, una de las alumnas del taller, ingresará a la facultad de periodismo el año que viene. En 2008 hice que la facultad respete mi nombre propio y que éste figure en todas las listas. Con este taller la interacción generó el interés de estudiar; otras facultades, como una de Córdoba y Rosario, se interesaron en este tipo de talleres.

¿Pensás que con la operación de reasignación de género y con el nombre en el DNI basta?

—No, menos mal que no me operé.

¿Por qué decís eso?

—Yo digo que ser mujer no se reduce a la genitalidad. En un momento me iba a operar, pero por los demás. Yo no lo sentía.

¿Vos querías ser mujer?

—¿Y qué es ser mujer? Eso me hace ruido. “Soy una mujer que no se reduce a la genitalidad”, es una estrategia que uso para explicarme, aun sabiendo que el concepto mujer está en crisis. Me parece que ser mujer es mucho más que una vagina, la maternidad, ese fundamentalismo marcado por la biología, ya que no todas las mujeres son iguales.

martes, 19 de octubre de 2010


Discriminación por identidad de género

Por Claudia Vásquez Haro
             
El pasado viernes 15 de octubre viví personalmente la discriminación como un tipo de mecanismo que opera de manera cotidiana dentro de las instituciones estatales. En el momento en el que  fui a realizar el tramite de mi Documento Nacional de Identidad (DNI) al ser una persona trans, el funcionario público Miguel Ángel Mosqueira -delegado de la oficina de documentación Nº 29  del Registro Provincial de las Personas de la ciudad de La Plata, ubicado en calle 1 y 59- me dijo que “el motivo por el cual no podemos hacerte el documento es porque tiene que existir una concordancia entre el sexo y la foto, el otro día ya pasó también un caso así y la chica fue a lavarse la cara y se recogió el pelo.  Anda  a lavarte la carita  y hacete una colita en el cabello  hacia  atrás, porque tiene que salir más de varón la foto, para que valla bien en el documento, porque sino hay algo que está mal, o está mal el sexo o está mal la foto”.
              Estas conductas discriminatorias llevadas adelante por esta oficina del estado, están íntimamente ligadas a lo que más tarde se convierte en sentido común o razonamientos establecidos dentro de una sociedad heteronormativa, que valida la violencia simbólica y el maltrato moral y psicológico. Este tipo de accionar hay que desnaturalizarlo, poniendo en crisis estas prácticas  arraigadas en nuestras sociedades, posicionándonos desde la diferencia y reflexionando desde una mirada critica e integral. Es así, como existe un imaginario social intolerante y hostil hacia lo diferente, que reproduce un orden heteronormativo que perpetua el status quo.
              A su vez, la falta de leyes que se ajusten  a los cambios socioculturales actuales, no permite a todas las personas acceder a los mismos derechos, generándose una brecha abismal entre la teórica constitucional obsoleta  y la praxis real llevada adelante por este tipo de funcionario público, de manera, violenta, desmesurada, tendenciosa y discriminatoria. Mosqueira subrayo, “las leyes yo no las puedo cambiar, o acomodamos la foto, o no te hacemos el documento, si te acepto la foto cuando la envío a la oficina de 1y 60 me rebotan, porque existe una disposición provincial que exige que la foto valla de acuerdo con el sexo”.
               El derecho a la identidad, al que definen como el derecho a ser uno mismo y no otro, lo que se ha denominado -con cita de Fernández Sessarego- "la mismidad de cada ser humano, absolutamente equiparable a la libertad o la vida"......se fue perfilando con caracteres autónomos, dentro de los derechos personalísimos. En un primer momento se pensó que sólo abarcaba el derecho al nombre, pero con el transcurrir del tiempo se le fueron agregando otros componentes que apuntan cada uno a una parte de la personalidad: la imagen, la filiación, el sexo, el estado civil, entre otros, que están en continua evolución".
               Dicho de otro modo la identidad de genero es el derecho que tiene toda persona que sienta y exprese en forma pública, estable y permanente pertenecer a un género diferente al que la sociedad le ha asignado convencionalmente debido a su  sexo biológico de nacimiento.
               Es el Estado quien se convierte en perpetrador de la violencia hacia las personas trans y genera una gran contradicción  en el ejercicio de su poder, es decir que el que debería protegernos es quien nos violenta y maltrata desde sus políticas de acción y omisión, desentendiéndose de esta labor legal que debería ser preservar la integridad de todas las personas.
              Desde esta perspectiva, es el Estado quien debe garantizar el cumplimiento de los derechos de todos los ciudadanos, satisfaciendo las necesidades básicas como la salud, educación, vivienda, trabajo y por sobre todo el reconocimiento y el respeto por el derecho a la identidad de género. Al no cumplir con estas políticas el Estado y sus instituciones, discriminan, estigmatizan, criminalizan y naturalizan la exclusión de las identidades trans.
              Sin duda alguna, este funcionario público (lo que hace más grave el hecho) padece de una desinformación o mala intencionalidad manifiesta, por ende tanto él como la institución, van a tener que dar respuestas jurídicas al respecto.
              Desde la Secretaria de Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, conjuntamente con el INADI, estamos evaluando la posibilidad de presentar la denuncia, por vías paralelas.

 Página/12  19/10/2010

RECLAMO DE UNA TRANS PORQUE LA OBLIGAN A CAMBIAR DE FISONOMIA

“Para el DNI venite de nene”

Es docente en la Universidad de La Plata, está afincada en el país desde hace veinte años. Denunció ante el Inadi que fue discriminada en el Registro Provincial cuando se presentó para obtener su DNI. Le dijeron que se presentara como varón.






 Por Mariana Carbajal
Una joven trans, de origen peruano, que es docente en la Universidad Nacional de La Plata, denunció ante el Inadi que fue discriminada en el Registro Provincial de las Personas: cuando el viernes fue a tramitar el DNI, tras obtener la radicación permanente en el país, le exigieron que adquiriera una fisonomía masculina para sacarse la foto que se pega en el documento. Como ella se opuso, le negaron el trámite. El funcionario público que la atendió, Miguel Angel Mosqueira, a cargo de la delegación platense, argumentó que no podían hacerle el DNI “porque tiene que existir una concordancia entre el sexo y la foto”. Incluso le dijo: “El otro día ya pasó también un caso así y la chica fue a lavarse la cara y se recogió el pelo. Andá a lavarte la carita y hacete una colita en el cabello hacia atrás. Porque tiene que salir más de varón la foto, para que vaya bien en el documento, porque si no hay algo que está mal, o está mal el sexo o está mal la foto”. Claudia Vásquez Haro, la joven trans afectada, está a punto de graduarse como periodista y registró con un grabador el diálogo que mantuvo con Mosqueira. “Ni siquiera estoy pidiendo que me cambien el nombre. Sólo que pueda salir en el DNI con una foto que refleje mi identidad”, señaló a Página/12 la joven.
Vásquez Haro contó que Mosqueira le dijo: “Las leyes yo no las puedo cambiar. O acomodamos la foto, o no te hacemos el documento. Si te acepto la foto, cuando lo envío a la oficina de 1 y 60 (sede del Registro Provincial de las Personas) me rebotan, porque existe una disposición provincial que exige que la foto vaya de acuerdo con el sexo”. Sin embargo, María Rachid, coordinadora del Programa de Diversidad Sexual del Inadi, desmintió, en diálogo con este diario, que exista una exigencia legal en ese sentido. Rachid calificó el hecho como “discriminatorio” y precisó que “la ley no habla de sexo ni de género” y que la foto del DNI debe reflejar la imagen de la persona.
Ex presidenta de la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans y líder de la campaña (legal, mediática y parlamentaria) que derivó en la ley de matrimonio igualitario, Rachid se prepara junto con el actual titular, Esteban Paulón, a dar otra batalla en el Congreso: ayer la entidad presentó en la Cámara de Diputados dos proyectos que apuntan a ampliar los derechos para las personas trans (ver aparte).
Sobre el episodio que vivió Vásquez Haro, Paulón indicó que “no es la primera vez que aparecen estos casos”. “Generalmente se dan en oficinas del Registro Civil de ciudades del interior del país y a partir de la intervención de la Federación, el problema se soluciona, pero es una violencia innecesaria contra las chicas trans”, agregó.
Vásquez Haro tiene 36 años y hace una década que vive en la Argentina. Su familia es de la ciudad de Trujillo, en el noroeste de Perú, pero ella decidió venir a Buenos Aires a estudiar, siguiendo los pasos de una hermana mayor que está afincada en el país hace veinte años. Aunque fue inscripta al nacer con un nombre masculino, a partir de la adolescencia Vásquez Haro empezó su transformación hacia la identidad de género femenina. No se define como travesti. Elige llamarse trans. Como otras chicas trans, tuvo que recurrir a algunas operaciones (glúteos, pechos y caderas) y tratamientos hormonales. La joven está a dos finales de graduarse como licenciada en Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, donde además dicta dos seminarios y dirige el Observatorio de Comunicación, Género, Diversidad y Derechos Humanos. También es columnista en un programa en Radio Universidad. No es la primera vez que ella misma es noticia: dos años atrás, su historia trascendió en los medios al convertirse en la primera alumna trans en obtener en una universidad pública del país el derecho a ser designada por su nombre de mujer, a partir de una decisión tomada por el Consejo Académico de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
El viernes, luego de que le negaran la posibilidad de tramitar el DNI en la delegación del Registro Provincial de las Personas, ubicada en 1 y 59, de la ciudad de La Plata, hizo la denuncia en el 0-800 del Inadi. Ayer, Página/12 intentó ubicar al funcionario que la atendió, pero en la dependencia informaron que esta semana estaba de vacaciones. La directora bonaerense del Registro, Claudia Corrado, no respondió a los requerimientos periodísticos.
“Estas conductas discriminatorias llevadas adelante por esta oficina están íntimamente ligadas con lo que más tarde se convierte en sentido común o razonamientos establecidos dentro de una sociedad heteronormativa, que valida la violencia simbólica y el maltrato moral y psicológico. Este tipo de accionar hay que desnaturalizarlo, poniendo en crisis estas prácticas arraigadas en nuestras sociedades, posicionándonos desde la diferencia y reflexionando desde una mirada crítica e integral. Es así como existe un imaginario social intolerante y hostil hacia lo diferente, que reproduce un orden heteronormativo que perpetúa el statu quo”, cuestionó Vásquez Haro, que espera poder tener pronto su DNI, sin obstáculos arbitrarios.

viernes, 8 de octubre de 2010

Jornada Internacional por la despatologización de las Identidades Trans



La UNLP a favor de la “despenalización del aborto”

El Consejo Superior se comprometió a expedirse con un manifiesto
La medida se adoptó por amplia mayoría
El Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Plata determinó por amplia mayoría, el martes pasado, elaborar un documento para testimoniar su apoyo a la “despenalización del aborto”. El órgano de gobierno de la casa de altos estudios, con 51 votos a favor, consideró pertinente manifestarse a favor de legislar sobre esta problemática. Sólo dos consejeros emitieron su posición en contra y se registraron tres abstenciones.
Es importante recordar que el debate y la posterior promulgación se produjeron tras la solicitud de debatir la temática por parte de los consejos directivos de Periodismo y Bellas Artes. El consejo directivo de de nuestra unidad académica fue el primero en aprobar -por unanimidad- una declaración a favor de la “despenalización del aborto”.
Este documento fue presentado por Claudia Vázquez Haro, del Observatorio de Comunicación, Género y Derechos Humanos de la Secretaría de Derechos Humanos; Paula González, del Centro Cultural Néstor Perlongher, y Florencia Cremona, del Centro de Extensión, Comunicación y Género.
En el debate de hoy la decana de la Facultad, Florencia Saintout, expresó que “el Superior es un organismo público que tiene la obligación de expedirse ante temas como el aborto”. “Además, agregó que “es una problemática social donde las mujeres pobres llevan la peor parte, ya que cuentan con menos recursos y acuden a la clandestinidad que termina con sus vidas”.
Por último manifestó que “hay que defender el derecho a que la mujer pueda decidir sobre su cuerpo”. “Celebro que esta Universidad se exprese sobre el aborto para impulsar políticas públicas que contribuyan a palear este flagelo”.
En este marco, los consejeros decidieron incorporar al documento la necesidad de intensificar la Educación Sexual en el sistema educativo y transitar hacia la legalización del aborto.
Además, en el orden del día se abordó la creación y funcionamiento del Consejo Social, un ente en el que estarán representadas todas las fuerzas vivas de la Región para asesorar a la casa de altos estudios sobre los temas que preocupan a la sociedad.
Por último se debatió un proyecto para instrumentar la Certificación del Ciclo Básico Universitario y la organización de las unidades de investigación científica, tecnológica y artística a partir de las unidades de investigación y el reglamento general del albergue universitario. Temas sobre los que se espera definir en la próxima sesión del Superior.
                                                                    
La resolución:

La Plata, 28  de septiembre de 2010 
VISTO el tratamiento en la Cámara de Diputados de la Nación del proyecto de ley sobre interrupción voluntaria del embarazo, con estado parlamentario.
VISTO lo solicitado por los Consejos Directivos de las Facultades de Periodismo y Comunicación Social y Bellas Artes.
CONSIDERANDO que la práctica de abortos clandestinos en nuestro país es la principal causa de muerte materna de mujeres en edad fértil por año.
CONSIDERANDO que en países como el nuestro, donde el aborto es punible, se generan mil muertes cada 100 mil abortos, en tanto en países en donde no es punible se genera una muerte cada 100 mil abortos.
CONSIDERANDO que en el contexto latinoamericano de desigualdad, son las mujeres de menores recursos las más afectadas por abortos realizados en la clandestinidad por lo cual despenalizar el aborto es atender a la Justicia Social.
CONSIDERANDO que la despenalización del aborto no obliga a ninguna mujer a practicarlo, ya que quienes en función de sus creencias no lo aprueben pueden sostener sus convicciones, en tanto quienes lo admitan pueden actuar según su conciencia.
CONSIDERANDO que la Universidad Nacional de La Plata tiene el deber y la responsabilidad de dar su opinión en temas de interés general, desde un enfoque científico, teniendo en consideración las necesidades de nuestro país.
POR ELLO y en uso de sus atribuciones
EL CONSEJO SUPERIOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA RESUELVE:
ARTICULO 1: Pronunciarse a favor de un cambio en la legislación nacional en el sentido de la despenalización de la interrupción de embarazos.
ARTICULO 2: Pronunciarse a favor del derecho al aborto legal, seguro y gratuito en los términos que establezca la ley.
ARTICULO 3: Pronunciarse a favor de las políticas de educación sexual y prevención de embarazos no deseados; y declarar de interés institucional los programas y campañas tendientes a garantizar el acceso universal a servicios de salud reproductiva de calidad que promueven la igualdad de género y social.
ARTICULO 4: Regístrese, comuníquese a las Unidades Académicas, Colegios de la Universidad y demás dependencias de la Universidad, y pase a la Dirección Generalde Comunicación y Medios. Cumplido. Archívese.

“Por un cambio en la legislación nacional"

Después de las universidades de Buenos Aires y de Córdoba, ayer sentó posición la platense: en una resolución votada por amplia mayoría reclamó la despenalización de la interrupción de embarazos y se pronunció por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.

Por Mariana Carbajal

La Universidad Nacional de La Plata se pronunció a favor de la legalización del aborto. Por amplísima mayoría, el Consejo Superior sentó posición ayer en la misma línea que ya lo hicieron la UBA y la UN-Córdoba. La resolución fue aprobada por 51 votos a favor, y sólo dos en contra y tres abstenciones. El único decano que votó en contra fue el de Ciencias Médicas, Jorge Guillermo Martínez, quien exhibió en la reunión un embrión en un frasco, para fundamentar su posición, un hecho que fue recibido como una provocación por muchos de los presentes que rápidamente lo repudiaron. La votación del máximo órgano político y académico de la UNLP se produjo en coincidencia con el Día de Lucha por la Despenalización del Aborto en América latina y el Caribe. Durante la jornada se realizaron marchas, acciones en la Justicia, juntada de firmas y radios abiertas en distintas ciudades del país, con un reclamo unánime: que el Congreso debata y apruebe la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. En ese marco, Amnistía Internacional, desde su sede en Londres, difundió una declaración histórica: por primera vez, la reconocida organización de derechos humanos reclamó la derogación de las leyes que criminalizan el aborto en el continente (ver aparte).
“Como decana, creo que es fundamental que la universidad pública se pueda hacer cargo de tomar posición en un tema que durante muchísimos años fue imposible de discutir debido a los poderes que obturaron la problematización del mismo. La universidad demuestra así su vocación de comprometerse con su tiempo histórico y con la necesidad de trabajar por una sociedad igualitaria y plural”, destacó en diálogo con Página/12 la decana de la Facultad de Periodismo, Florencia Saintout, al salir de la reunión. El tema se discutió durante más de dos horas, a partir de una propuesta del Consejo Directivo de la Facultad de Periodismo de la UNLP. También hubo un pedido elevado por dos estudiantes, una de ellas Daniela Ramos, presidenta de la Federación Universitaria de La Plata (FULP). La votación tuvo como antecedentes los pronunciamientos recientes en el mismo sentido de los consejos directivos de las facultades de Periodismo (31 de agosto) y Bellas Artes de (21 de septiembre).
La declaración del Consejo Superior de la UNLP fue votada por decanos y representantes de los claustros de graduados, docentes y estudiantes de las 17 facultades, no docentes y representantes de los dos colegios universitarios (la Escuela Agraria y el Colegio Nacional Rafael Hernández). Trece decanos (o vicedecanos) votaron a favor. El de Medicina fue el único decano que rechazó la resolución. El otro voto en contra fue de un profesor de la Facultad de Humanidades. Estuvieron ausentes el decano de Ciencias Jurídicas y Sociales, Hernán Gómez –que había adelantado públicamente que no estaba de acuerdo– y la vicedecana (a cargo) de Odontología, Stella Maris Iriquín. En realidad, de la Facultad de Odontología no hubo ningún representante.
La resolución aprobada plantea que la UNLP se pronuncia “a favor de un cambio en la legislación nacional en el sentido de la despenalización de la interrupción de embarazos” y a la vez “a favor del derecho al aborto legal, seguro y gratuito en los términos que establezca la ley”. Además, expresa su respaldo a “las políticas de educación sexual y prevención de embarazos no deseados” y declara “de interés institucional los programas y campañas tendientes a garantizar el acceso universal a servicios de salud reproductiva de calidad que promueven la igualdad de género y social”. En términos similares se expidió hace pocas semanas la UBA y antes la UNC. Defendieron la propuesta en el rectorado de la UNLP las decanas de Periodismo, y de Bellas Artes, Mariel Ciafardo, y la vicedecana de Psicología, María Antonia Luis, entre otras voces. “El aborto existe es una realidad. La penalización no ha impedido que ocurra. Se estima que en la Argentina suceden 500 mil abortos al año y el aborto mal hecho, en condiciones precarias, es la primera causa de muerte materna. La otra realidad es que las que mueren son en su mayoría mujeres pobres, a las que además se criminaliza desde leyes hechas hace años por un Estado patriarcal. La universidad no puede hacerse la distraída al respecto”, fundamentó su posición Saintout, en diálogo con Página/12.
Invitada por la Asociación de Docentes Universitarios de La Plata (ADUL), estuvo también Estela Díaz, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, quien explicó los alcances del proyecto que elaboró y consensuó ese colectivo de más de doscientas cincuenta organizaciones de mujeres, sociales y de derechos humanos, que fue presentado en marzo con la firma de casi cincuenta diputados y diputadas de un amplio arco político.
En la Cámara de Diputados hay dos proyectos que proponen la despenalización y legalización del aborto, el de la Campaña y uno del bloque de Nuevo Encuentro. Ambas iniciativas tienen grandes similitudes. Consagran el derecho al aborto en la semana 12 y 14 de gestación, respectivamente, y más allá de ese plazo cuando el embarazo es producto de una violación, si afecta la salud o la vida de la mujer o si el feto tiene malformaciones graves. El tema, como informó este diario, ya está en el temario de la Comisión de Legislación Penal y está previsto que empiece a discutirse en ese ámbito en las próximas semanas.